martes, 11 de enero de 2011

La nación española

El principal rasgo de la sociedad española actual seguramente sean la delgadez y fragilidad del suelo sobre el que se levanta. Y debajo de ese suelo, un vacío cultural y aun moral. Un vacío que nace de la falta de continuidad, de la ruptura. Una ruptura que se hizo en dos fases brutales y consecutivas: primero, la guerra civil y la amputación, mediante un verdadero genocidio de las minorías más activas y preparadas pueblo a pueblo y ciudad a ciudad. Y luego, aquel cuerpo social debilitadísimo y aterrorizado se vio obligado a metamorfosearse y exiliarse del rural al arrabal; un tremendo éxodo del campo a la ciudad que creó en apenas una década masas informes. Nada sobrevivió a esos 40 años, ni la poca cultura cívica ganada por las clases intelectuales urbanas, ni la memoria y el orgullo de las clases trabajadoras, ni la cosmovisión y la identidad de los campesinos. Sólo sobrevivió el instinto de supervivencia, elevado al absoluto. Y disueltas previamente todas las estructuras cívicas, la supervivencia sólo podía canalizarse de forma individual o a través de la familia.

La fortaleza de la familia aún hoy es un rasgo específico de la sociedad española que en sí mismo es benéfico, pero que está originado en tiempos recientes por la debilidad de las estructuras cívicas. Los rasgos de la familia tradicional son el ADN de nuestra cultura cívica: personas fuertes afectivamente, con expresiones abundantes de afecto y momentáneo altruismo, individualistas pero gregarios, y con un desprecio por los bienes comunes y un incivismo profundo. Quizá seamos más generosos que otras sociedades, pero somos peores ciudadanos. Corresponde mejorar lo segundo sin perder lo primero.


A cada familia se le ofreció el pan blanco, becas para los hijos, las gradas de los campos de fútbol y la quiniela del domingo. A cambio, los dueños del pan, de las becas, de las gradas y de la quiniela pedían no la amnesia, pues no se produce de modo voluntario, sino algo peor: la traición al pasado, a la propia identidad. Negar lo vivido. El pan por la dignidad, o al menos por la sumisión. Y la sumisión crea súbditos.

Suso del Toro

El texto completo en:
La foto es del insigne Pedro Callealta: http://dostercios.aminus3.com/

No hay comentarios: