martes, 3 de diciembre de 2013

El terremoto de Lisboa


El terremoto de Lisboa de 1755 ha sido el más intenso (en lo que se refiere a devastación pura y concentrada) que se ha registrado históricamente. Tuvo lugar entre las 09:30 y las 11:40 horas del 1 de noviembre y se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su virulencia, causando la muerte de entre 70 000 y más de 100 000 personas. A  las 09:30 se produjo una sacudida lateral súbita que se calcula hoy que tuvo una magnitud de 9 en la escala de Richter* y que se prolongó durante 6 interminables minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad. La fuerza convulsiva fue tan grande que el agua se retiró del puerto: los supervivientes que habían huido hacia el espacio abierto que constituían los muelles pudieron observar cómo el agua retrocedió, revelando el lecho del mar cubierto de restos de cargas caídas al mar y de los viejos naufragios. Cuando cesó el temblor, los supervivientes tuvieron sólo tres minutos de calma, tras los cuales se produjo un segundo temblor, un poco menos potente que el primero. Cuarenta minutos después, tres tsunami de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro, subiendo aguas arriba por el río Tajo.
 
En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días. Más de una hora más tarde se produjo el tercer y último temblor.
El seísmo, seguido del maremoto y el incendio, causaron la destrucción casi total de Lisboa.

De una población lisboeta de 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron. Otras 10.000 murieron en Marruecos, mientras que en Ayamonte (Huelva) murieron más de 1.000 personas, y se registraron víctimas y daños de consideración en más puntos del sur de España y de toda la península ibérica.

En Cádiz el maremoto alcanzó los 12 metros de altura. A pesar de ello, las murallas que la rodean (que sufrieron graves daños) protegieron a gran parte de la población, y la orden de cerrar las Puertas de Tierra, dada por el gobernador civil, evitaron las muertes y la destrucción que se dieron en el resto de la Bahía de Cádiz. Conil fue destruida, Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera sufrieron numerosas víctimas y desperfectos.
Las olas del maremoto llegaron hasta Martinica, Barbados, América del Sur y Finlandia.

 

* La escala de Richter ha sido siempre bastante malinterpretada; es una medida arbitraria de los temblores de la Tierra que se basa en mediciones de superficie. Aumenta exponencialmente, de manera que un temblor de 7,3 es 50 veces más potente que un terremoto de 6,3   y 2.500 veces más que uno de 5,3.  Teóricamente al menos, no hay un límite superior para un terremoto... ni tampoco hay, en realidad, uno inferior. La escala es una simple medición de fuerza, pero no dice nada sobre los daños. Un terremoto de magnitud 7, que se produzca en las profundidades del manto (a, digamos, 650 kilómetros de profundidad), podría no causar absolutamente ningún daño en la superficie, mientras que otro significativamente más pequeño, a sólo seis o siete kilómetros por debajo de la superficie, podría provocar una devastación considerable. Depende mucho también de la naturaleza del subsuelo, de la duración del terremoto, de la frecuencia y la gravedad de las réplicas y de las características de la zona afectada. Todo esto significa que los terremotos más temibles no son necesariamente los más potentes, aunque la potencia cuente muchísimo, por supuesto.

 

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